Universidad del Zulia - Facultad de Humanidades y Educación
Encuentro Educacional
e-ISSN 2731-2429 ~ Depósito legal ZU2021000152
Vol. 32 (1) enero - junio 2025: 8 - 9
Editorial
El Docente como Investigador: Una Práctica aún por Visibilizar
El rol del docente en el proceso de enseñanza y aprendizaje es, sin lugar a duda,
fundamental. Más allá de transmitir conocimientos, asume una función activa como diseñador de
experiencias significativas, organizador de estrategias didácticas y mediador entre el contenido y
el contexto del estudiante. En este marco, el educador no solo enseña, sino que también innova,
crea y adapta recursos con el propósito de fomentar el desarrollo de competencias clave en sus
educandos.
Sin embargo, pese a este esfuerzo creativo y constante, muchas de estas prácticas
pedagógicas transformadoras permanecen invisibles. Esto se debe, en gran parte, a la falta de
dominio en los procesos de sistematización y publicación de las experiencias educativas. Esta
situación plantea una importante necesidad: empoderar al educador no solo como profesional de
la enseñanza, sino también como generador de conocimientos. Visibilizar sus prácticas,
sistematizar sus experiencias y compartir sus hallazgos debe ser parte del compromiso educativo,
no solo para enriquecer su profesión, sino también para contribuir a la mejora del sistema
educativo en su conjunto. Reconocer al docente como sujeto investigador implica también
otorgarle el espacio, la formación y el acompañamiento necesario para que su voz tenga
presencia en los ámbitos académicos y científicos.
Frente a este panorama, es urgente replantear las condiciones que rodean la formación
investigativa del docente, ya que la transformación educativa requiere del trabajo colaborativo
entre instituciones y colectivos de educadores, a través de proyectos que respondan a las
realidades del entorno y que tengan una visión de impacto a mediano y largo plazo. Este enfoque
no solo demanda voluntad institucional, sino también un compromiso genuino por investigar su
práctica, sistematizar sus experiencias y contribuir al cuerpo de conocimiento pedagógico desde
sus propias realidades.
En este sentido, surge una pregunta fundamental: ¿están los educadores latinoamericanos
investigando y publicando sus resultados? Esta interrogante, más allá de ser retórica, invita a
revisar las condiciones que rodean el quehacer docente y analizar el papel del profesional en
educación como investigador para reconocer las múltiples tensiones entre la vocación, la práctica
y las exigencias del sistema educativo.
Invito a reflexionar sobre el rol del docente como investigador. Esta reflexión no solo
pretende analizar el estado actual, sino también abrir un espacio para pensar en la necesidad de
formar y acompañar a los docentes en procesos de investigación que sean significativos,
contextualizados y socialmente relevantes. De esta manera será posible disminuir la brecha entre
la práctica pedagógica y la producción de conocimiento, y otorgarle al maestro el lugar que le
corresponde como actor clave en la transformación de la educación.
Al fortalecer la labor investigativa de los docentes, se generan nuevas oportunidades para
transformar la enseñanza y responder de manera más efectiva a las necesidades reales de los
estudiantes y las comunidades. La investigación en el aula no solo mejora la práctica pedagógica,
sino que también fomenta una cultura de aprendizaje continuo y de pensamiento crítico,
ayudando a derribar barreras entre el conocimiento académico y la experiencia cotidiana. De esta
manera, será posible disminuir la brecha existente entre la práctica educativa y la producción de
conocimiento, otorgándole al educador el lugar que le corresponde como actor clave en la
evolución del sistema educativo. Es momento de reconocer que cada docente es también un
investigador en potencia, cuya labor trasciende el aula y contribuye al desarrollo intelectual y
social. Fomentar esta visión es crucial para construir una educación s equitativa, sólida y
comprometida con la realidad de los tiempos actuales.
Por último, promover una cultura de investigación docente no debe ser un lujo ni una
excepción, sino una oportunidad para reflexionar sobre la práctica, innovar con mayor solidez y
construir colectivamente saberes que transformen la educación desde dentro.
Dr. Luis Manuel Barrios Soto
IED La Salle e Institución Universitaria de Barranquilla, Colombia
https://orcid.org/0000-0002-5148-2017