Cuadro de la Portada:

Autora: MARÍA BENCOMO

Título: “La aurora del ensayo”

Técnica: Acrílico/tela

Medidas: 1 x 1 m.

Año: 2024

María Bencomo nació en Maracaibo en 1964. Cuando apenas era una muchachita, soñadora y curiosa, descubrió el mundo de las artes a través de la pintura del zuliano Edgar Queipo. Al poco tiempo viajó a México para estudiar Antropología; allí conoció a la dueña de la Galería Morandi de Chapultepec, quien quedó fascinada por sus dibujos y la incluyó en una colectiva con grandes artistas mexicanos de la talla de José Luís Cuevas. Allí participó en otras dos muestras colectivas y desde entonces no ha cesado de pintar. Al volver a Venezuela, en 1985, se hizo merecedora del Premio Nacional de Arte Popular Bárbaro Rivas, en el Salón Arturo Michelena, siendo la primera artista joven en obtener ese galardón.

Desde 1983 ha participado en múltiples exposiciones colectivas en Venezuela, México, Brasil y Colombia y se han organizado muestras individuales de su obra: “El mundo de Teófila Martínez”, Galería Julio Árraga, Maracaibo, en 1986; “Un cuento para todos”, Galería Tierraazul, Caracas, en 1987; “Sueños”, Tienda de Arte La Merced, Maracaibo, en 1990; “Solo con ellas”, Galería Pueblo, Barquisimeto, en 1991; “Imaginado lo imaginable”, Galería Arte Dramático, Maracaibo, en 1994; “Entre Santos y Ángeles, Galería Lía Bermúdez, Maracaibo, en 2012; “Outside Venezuela”, Galería Edimel Pereira, Boa Vista, Brasil, en 2019. Expuso colectivamente en 2018 en el “Festival Internacional de Arte Naif”, Guararira, Brasil; en 2024 en la Muestra “Mujeres en el Arte”, Montero Gallery, Colombia y en el “Salón de Arte Internacional Naive Policarp Vacarciuc”, Rumania.

Carlos Sánchez Fuenmayor escribió “María Bencomo recrea los caracteres iconográficos de las reproducciones, grabados, estampas y medallas del espacio temporal religioso. Milagros y favores, votos y exvotos, rogativas y promesas, santos y señas de identidad, le sirven de modelo para su expresión nativa. Se fundamenta en la piedad popular que cuenta con miles de historias sobre la creación divina y humana. Sus códigos plásticos, propios e irrepetibles, le mantienen el premio nacional que le consagraron sus símbolos y experiencias. María cuenta con su corte celestial como pintora, entronizada y extensa, porque recoge los sentimientos de una trayectoria sostenida”.

Y acotó Mariano Díaz: “Porque esos colores tienen el brillo y la intensidad de los campos mojados, uno piensa que María Bencomo mezcla sus oleos con agua de la lluvia. Y si no ¿de dónde le nacen esos azules, rojos, amarillos y verdes de tanta luz profunda?... A todo artista le esta otorgado el milagrear con sus sueños, y ella también lo hace, y lo abusa, y para que no se le escapen sus nubes, ahí está aprisionándolos con un contorno negro y firme. Uno sabe que la pintura de María es el cuento de una niña traviesa que narra caminando. Por entre lo cotidiano, que hace que sus pájaros se emplumen con las hojas de algún árbol descuidado, que el gato familiar rebote su pelota de rayas barrigonas y que la brisa pueda mecer al caballito balancín en un galope sin destino... Uno dice que los lugares de María parecen escenografías para inventar, con actores que se quedan detenidos para que podamos conversarlos y descubrirles detrás del maquillaje el halo dulce de la nostalgia...”

Es que en los cuadros de María Bencomo la gente aparece feliz; al frente de sus casas, jugando o simplemente posando, casi siempre en familia. Se percibe la esperanza en su colorida atmósfera; con personajes que resisten y se reinventan.

Alexis Romero Salazar

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E-mail: mbencomoart@gmail.com