
Año 12 - Vol. 23 / Issn:2244-8764
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población común; los valores en este sentido se orienta-
ban más hacia el cambio y la idea de progreso. Es en las
universidades donde primordialmente comienza a tomar
cuerpo una nueva postura de valoración del patrimonio y
su conservación.
En la arquitectura y el urbanismo estos cauces to-
man forma y consistencia en la postmodernidad, que se
gesta y maniesta entre nosotros justo a principios de los
años setenta. La incorporación consciente de las viven-
cias afectivas y sentires, de las relaciones y modos de
vida, al cuerpo de bienes patrimoniales, va a ser poten-
ciada por el impacto causado por los violentos cambios
sufridos por el modo de vivir urbano plasmado en El Sa-
ladillo, que se convierte en paradigmático del gentilicio
local. Las reacciones a posteriori de sectores del lideraz-
go cultural, social y político, de músicos y cultores popu-
lares, han contribuido a congurar una postura anímica
justicadamente apasionada y crítica, aunque poco infor-
mada y pesimista, que nostálgica, añora lo que da ya por
irremediablemente perdido, pero que muy poco está sir-
viendo para generar cambios a comportamiento positivos
frente a la preservación o simplemente al reconocimiento
de otros sectores con valores similares, aún rescatables.
Salta a la vista el caso de El Empedrado; sector ur-
bano también tradicional, situado al margen del centro fun-
cional, frente al puerto, con antigüedad, valores históricos
similares, manifestaciones culturales propias reconocidas,
legalmente protegido por el decreto de preservación emiti-
do por la Gobernación del Zulia y sobre el cual se han apli-
cado incluso algunos programas interesantes (como la res-
tauración de los años setenta y “La velada de Sta. Lucía”),
pero que enfrenta serias amenazas tanto en su estructura
social como en su arquitectura y calidad ambiental, como
consecuencia de drásticos cambios de valores culturales,
económicos y sociales.
Como Santa Lucía, la Plaza Baralt, la zona norte de
la avenida Padilla, entre las avenidas Bella Vista y Las De-
licias o el sector de Santa Rosa de Agua, están a la espe-
ra de decididas acciones de preservación o mejoramiento
que no aoran. Las vivencias de la ciudad perdida no pa-
recen ser sucientemente inspiradoras para manifestarse
en formas actualizadas del vivir urbano en Maracaibo; las
hemos congelado y cuelgan como coloridos recuerdos en
algunos rincones de nuestra existencia.
La tan denostada renovación urbana del casco
central de Maracaibo pareciera haber sido asociada a la
destrucción del “Maracaibo orido”, máxima e insuperable
manifestación de nuestra cultura como ciudad. En realidad,
ambas armaciones no son ciertas; ni es cierto que dicha
acción destruyera por si sola nuestra sonomía cultural ni
tampoco lo es que Maracaibo no podrá nunca superar los
logros de la ciudad de la primera mitad del siglo XX.
Volviendo al plano de lo que podemos llamar “ur-
banismo”, sin dejar de reconocer errores y deciencias, lo
realizado plantea también un mundo de posibilidades de
hacer del centro actual el área con mayor calidad estética y
funcional de la ciudad. Lugar de encuentro y manifestación
de un gentilicio actualizado y gran aula para la divulgación
y consolidación de una nueva cultura urbana. Esa zona
está a la espera de los arquitectos, ingenieros, organiza-
ciones ciudadanas, inversionistas públicos y privados que
puedan desarrollar y dar nueva coherencia a todos esos
espacios y también para que todos los agentes culturales
y sociales contribuyan a mejorar lo que queda (Veritas, Sta.
Lucía y otras muchas zonas urbanas con gran potencial)
aplicando todo lo aprendido con la traumática experiencia
de “El Saladillo”.
Es momento de mirar hacia el futuro inmediato de la
ciudad, hilar puntadas que participen en la reconstitución
de una imagen potente y coherente del Centro histórico
de Maracaibo, abriendo cauces y espacios para la mani-
festación de la cultura ciudadana que ha de emerger de la
actual crisis.
Recuperación de la impronta histórica de la Ca-
pilla de la renovación milagrosa d e Ntra. Sra. De Chi-
quinquirá
Dentro de las posibles acciones a ejecutar y con el
propósito de actualizar la signicación del centro histórico
de Maracaibo, los arquitectos Mario Biancardi, Pero Ro-
mero y quien suscribe hemos planteado la conveniencia y
viabilidad de recuperar la impronta histórica de la Capilla
de la Renovación milagrosa de Ntra. Sra. de Chiquinquirá
e incorporarla como un elemento que agregue valor y sig-
nicado al Paseo Ciencias de la actualidad.
Recuperar la impronta histórica de un monumento
cualquiera requiere determinar con la mayor precisión po-
sible la traza de la ubicación topográca y dimensiones del
edicio. Esta tarea es la que aborda este articulo a conti-
nuación, partiendo de la información documental, planimé-
trica y gráca localizada y disponible.
Carruyo, A. (2024)
Antecedentes y Aportes para la Recuperacion de la Impronta
Histórica de la Capilla de la Renovacion Milagrosa de Nuestra
Señora de Chiquinquirá en Maracaibo