Revista de Ciencias Sociales (RCS)
Vol. XXXI, No. 3, Julio-Septiembre 2025. pp. 191-205
FCES - LUZ ● ISSN: 1315-9518 ● ISSN-E: 2477-9431
Como citar: Muñoz, D., y Curiel, R. Y. (2025). Evaluación integral del comportamiento académico en estudiantes de Psicología de la Universidad de La Guajira-Colombia. Revista De Ciencias Sociales, XXXI(3), 191-205.
Evaluación integral del comportamiento académico en estudiantes de Psicología de la Universidad de La Guajira-Colombia
Muñoz Rojas, Delvis*
Curiel Gómez, Rebeca Yaneth**
Resumen
Esta investigación sobre aspectos teóricos de las dimensiones de la evaluación integral de estudiantes, exploró de manera integral el rendimiento académico de los estudiantes de Psicología de la Universidad de La Guajira, Colombia. Utilizando un enfoque metodológico mixto, se evaluaron tanto dimensiones cognitivas –conocimientos teóricos y prácticos– como no cognitivas –emocionales, sociales y prácticas-, en una muestra de treinta estudiantes. La investigación demostró que factores personales como la inteligencia emocional influye significativamente en el desempeño académico. Además, se encontró una relación inversa entre la inteligencia emocional y la procrastinación, lo que sugiere que el desarrollo de habilidades socioemocionales puede mejorar el rendimiento y reducir la tendencia a postergar tareas. Por otra parte, el estudio destacó la influencia de factores institucionales como la calidad de la docencia y los recursos disponibles. Al integrar estos hallazgos, se concluye que una evaluación integral y un enfoque pedagógico que considere tanto los aspectos personales como institucionales pueden optimizar el proceso de aprendizaje y formación de los futuros psicólogos. Los resultados de este estudio abren nuevas perspectivas para el diseño de intervenciones educativas más personalizadas y efectivas, que promuevan el desarrollo integral de los estudiantes.
Palabras clave: Evaluación integral; comportamiento académico; Universidad de La Guajira; inteligencia emocional; procrastinación.
* Doctora en Ciencia mención Gerencia. Magister en Neuropsicología y Educación. Magister en Sistemas de Gestión. Especialista en Seguridad y Salud en el Trabajo. Especialista en Finanzas. Psicóloga. Administradora de Empresas. Docente de Planta e Investigadora en la Universidad de La Guajira, Guajira, Riohacha, Colombia. E-mail: dmunozr@uniguajira.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9445-9792
** Doctorante en Psicología. Magister en Desarrollo Familiar. Especialista en Desarrollo Familiar. Especialista en Pedagogía para el Aprendizaje Autónomo. Psicologa. Docente Investigadora en la Universidad de La Guajira, Guajira, Riohacha, Colombia. Miembro del Grupo Tamaskal. Categorizado por Colciencias. E-mail: rcuriel@uniguajira.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0001-8586-6943
Recibido: 2025-02-15 • Aceptado: 2025-05-05
Comprehensive assessment of academic behavior in psychology students at the University of La Guajira, Colombia
Abstract
This research, on theoretical aspects of the dimensions of comprehensive student assessment, comprehensively explored the academic performance of Psychology students at the University of La Guajira, Colombia. Using a mixed methodological approach, both cognitive dimensions—theoretical and practical knowledge—and non-cognitive dimensions—emotional, social, and practical—were assessed in a sample of thirty students. The research demonstrated that personal factors such as emotional intelligence significantly influence academic performance. Furthermore, an inverse relationship was found between emotional intelligence and procrastination, suggesting that the development of socioemotional skills can improve performance and reduce the tendency to procrastinate. Furthermore, the study highlighted the influence of institutional factors such as the quality of teaching and available resources. By integrating these findings, it is concluded that a comprehensive assessment and pedagogical approach that considers both personal and institutional aspects can optimize the learning and training process of future psychologists. The results of this study open new perspectives for the design of more personalized and effective educational interventions that promote the comprehensive development of students.
Keywords: Comprehensive assessment; academic behavior; University of La Guajira; emotional intelligence; procrastination.
Introducción
La evaluación del rendimiento académico ha sido tradicionalmente enfocada en los aspectos cognitivos, midiendo principalmente el conocimiento adquirido a través de exámenes y tareas. Sin embargo, esta perspectiva limitada no captura la complejidad del proceso de aprendizaje y desarrollo de los estudiantes, especialmente en disciplinas como la Psicología, donde las habilidades socioemocionales son fundamentales para el ejercicio profesional (Goleman, 2005). Ante esta limitación, surge la necesidad de adoptar una evaluación integral que considere múltiples dimensiones del desempeño estudiantil.
En este sentido, el presente estudio se propuso evaluar de manera integral el comportamiento académico de estudiantes de Psicología en la Universidad de La Guajira, en Colombia. A través de un enfoque metodológico mixto, se exploró la relación entre factores cognitivos, emocionales, sociales y prácticos, y su impacto en el rendimiento académico. Esta investigación se alinea con los planteamientos de autores como Vázquez-Alonso y Manassero-Mas (2018); Holmos-Flores et al. (2023); y, Proaño-Real et al. (2024), quienes destacan la importancia de una evaluación holística que permita identificar las fortalezas y debilidades de los estudiantes, así como diseñar intervenciones educativas más personalizadas.
La procrastinación académica, entendida como la tendencia a postergar tareas importantes, ha sido identificada como un obstáculo significativo para el éxito académico (Ferrari, 2011). En este contexto, se espera que la inteligencia emocional, como conjunto de habilidades que permiten reconocer, comprender y gestionar las emociones propias y ajenas, pueda influir en la propensión a procrastinar y, por ende, en el rendimiento académico.
En resumen, el objetivo principal de esta investigación fue determinar la relación entre las dimensiones de la inteligencia emocional y el comportamiento de procrastinación, así como su impacto en el desempeño académico de estudiantes de Psicología. Los resultados obtenidos contribuyen a ampliar el conocimiento sobre los factores que influyen en el rendimiento académico y ofrecen implicaciones importantes para el diseño de estrategias de enseñanza y evaluación más efectivas.
1. Aspectos teóricos de las dimensiones de la evaluación integral de estudiantes
La evaluación integral de estudiantes universitarios se concibe como un proceso multifacético que busca valorar de manera holística el desempeño académico, las competencias adquiridas, las habilidades socioemocionales y el desarrollo personal de los estudiantes (Hincapié y Clemenza, 2022; Yepes y Gutiérrez, 2022; Proaño-Real et al., 2024). Esta perspectiva integral, según Holmos-Flores et al. (2023), permite obtener una visión más completa y precisa del progreso de los estudiantes, superando las limitaciones de las evaluaciones tradicionales centradas únicamente en el rendimiento académico.
Para efectos de esta investigación, considerar múltiples dimensiones de la evaluación integral facilita la identificación de fortalezas, debilidades y áreas de mejora, lo que a su vez permite diseñar estrategias de enseñanza y aprendizaje más personalizadas y efectivas. Para ampliar esta teoría, se puede considerar los siguientes elementos clave, como: Diversidad de dimensiones, métodos y herramientas de evaluación, enfoque formativo y participación activa del estudiante (Cárdenas-Tapia et al., 2022). Al integrar estas dimensiones y elementos, la evaluación integral contribuye a mejorar la calidad de la educación.
De acuerdo con autores como Stiggins (2002); Sadler (2013); y, Brookhart (2017), al promover una cultura de aprendizaje continuo, ejerciendo la evaluación como un proceso dinámico y colaborativo, se incentiva a los estudiantes a reflexionar sobre su propio aprendizaje y a buscar nuevas oportunidades de desarrollo, facilitando la evaluación integral de las dimensiones que procuran el desarrollo personal durante la formación. Por ello, esta investigación propone debatir las dimensiones cognitivas, afectivas, sociales y prácticas, pues deben incluirse en la evaluación integral del estudiante.
1.1. Dimensión cognitiva en la evaluación del estudiante de Psicología
La dimensión cognitiva, es decir, el conjunto de conocimientos teóricos y prácticos adquiridos por el estudiante de Psicología, constituye un pilar fundamental en su evaluación integral. Más allá de la mera memorización, es crucial evaluar la capacidad de aplicar los conocimientos a casos reales, resolver problemas complejos y desarrollar un pensamiento crítico (Vázquez-Alonso y Manassero-Mas, 2018; Cárdenas-Oliveros et al., 2022; Pedraja-Rejas y Rodríguez, 2023). Asimismo, la evaluación debe considerar la comprensión de los fundamentos teóricos, la capacidad de análisis y síntesis, así como la habilidad para integrar diferentes perspectivas.
En este sentido, la dimensión cognitiva no solo refleja el nivel de dominio de los contenidos curriculares, sino también la madurez intelectual y el potencial del profesional del futuro (Condemarín et al., 2016). El dominio de conceptos clave, la capacidad de analizar y sintetizar información compleja, así como la comprensión profunda de teorías y modelos psicológicos son pilares fundamentales para una evaluación integral del estudiante de Psicología (Gurung et al., 2016). Estas habilidades demuestran no solo el conocimiento teórico adquirido, sino también la capacidad de aplicar estos conocimientos a situaciones reales, además la madurez intelectual necesaria para el ejercicio profesional.
También, la dimensión cognitiva aborda las habilidades de investigación en su desarrollo en la etapa de aprendizaje. En este sentido, esta subdimensión abarca el diseño de estudios, la recolección y análisis de datos, así como la interpretación de resultados, siendo esto un aspecto crucial en la formación integral del Psicólogo (Lara et al., 2017). Estas habilidades permiten al estudiante desarrollar un pensamiento científico, esencial para abordar problemáticas complejas y generar conocimiento nuevo en el campo. De acuerdo con Chen et al. (2024), la capacidad de diseñar investigaciones sólidas, seleccionar las herramientas de medición adecuadas y analizar los datos de manera rigurosa, son competencias fundamentales para la práctica profesional investigativa, debido a que permiten evaluar intervenciones, generar teorías y contribuir al avance de la disciplina.
En este mismo sentido, el pensamiento crítico y científico, evoca la importancia de desarrollar estas habilidades para abordar problemas complejos. La capacidad de pensamiento crítico se manifiesta en la habilidad de evaluar de manera rigurosa argumentos y evidencias, lo cual permite diferenciar entre información confiable y sesgada (Trejos, 2024). Asimismo, el pensamiento crítico se evidencia en la capacidad de resolver problemas complejos, aplicando conocimientos teóricos y metodológicos para encontrar soluciones innovadoras. Finalmente, la toma de decisiones informadas, basada en un análisis exhaustivo de la situación, es una expresión clara del pensamiento crítico desarrollado.
1.2. Dimensión afectiva en la evaluación del estudiante de Psicología
La dimensión afectiva, entendida como la motivación intrínseca hacia la Psicología, se manifiesta en el interés genuino por la disciplina, la persistencia en la realización de tareas y la orientación hacia metas claras y significativas (Reyes, 2021). Un estudiante con una fuerte dimensión afectiva demuestra un compromiso profundo con su aprendizaje, buscando constantemente ampliar sus conocimientos y habilidades. Esta motivación intrínseca se traduce en una mayor disposición para enfrentar desafíos, perseverar ante obstáculos y alcanzar los objetivos académicos y profesionales propuestos. La dimensión afectiva, es un factor clave en el desarrollo de una identidad profesional sólida y en el desempeño exitoso en el campo de la Psicología.
En la dimensión afectiva del estudiante de Psicología se destacan los siguientes aspectos subdimensionales: Interés genuino vinculado a una motivación interna y auténtica hacia la psicología, así como la persistencia, que recrea la capacidad de mantener el esfuerzo a lo largo del tiempo, incluso ante dificultades y orientación hacia metas para destacar la importancia de tener objetivos claros y trabajar activamente para alcanzarlos (Hoces, 2023). Estas subdimensiones son medibles a través de indicadores como: Participación activa en clase, finalización y calidad de las tareas, búsqueda de oportunidades de aprendizaje, autoevaluación y reflexión personal.
La actitud hacia el aprendizaje es una dimensión afectiva de importancia, caracterizada por la valoración del conocimiento, la disposición a aprender de manera continua y la autoeficacia, es una dimensión fundamental a evaluar en los estudiantes de Psicología (Huaire et al., 2023). Una actitud positiva hacia el aprendizaje se manifiesta en la búsqueda activa de conocimiento, la curiosidad por explorar nuevos temas y la confianza en la propia capacidad para aprender y aplicar los conocimientos adquiridos (Nivela-Cornejo et al., 2023). Esta actitud es esencial para el desarrollo de habilidades de pensamiento crítico, resolución de problemas y toma de decisiones, todas ellas competencias fundamentales para el ejercicio profesional de la Psicología.
En la actitud para el aprendizaje se valora la importancia del conocimiento, reconociendo el valor de este y la necesidad de adquirirlo de manera continua. Representa una disposición permanente a aprender, mediante actitud proactiva en la búsqueda de conocimientos. Asimismo, permite recrear una competencia clave para el futuro desarrollo profesional del estudiante de Psicología, como es la autoconfianza que permite emerger las propias capacidades para aprender y aplicar los conocimientos. Este escenario de aprendizaje se observa en la búsqueda de información adicional para genera los propios constructos de conocimientos.
La gestión emocional, que abarca el control de las propias emociones, la adaptación al estrés y la resiliencia, es una competencia fundamental para el futuro Psicólogo. La capacidad de reconocer, comprender y regular las emociones propias y ajenas es esencial para establecer relaciones terapéuticas efectivas y brindar un apoyo adecuado a los pacientes (Padilla, 2024). Asimismo, la resiliencia, entendida como la capacidad de afrontar y superar situaciones adversas, es fundamental para mantener un bienestar emocional y profesional a largo plazo (Ocampo-Eyzaguirre y Correa-Reynaga, 2023). La evaluación de estas habilidades, permite identificar a aquellos estudiantes que poseen una mayor capacidad para manejar las demandas emocionales inherentes a la práctica de la Psicología.
La gestión emocional como principio profesional del Psicólogo en formación, consiste en la capacidad del manejo del estrés en situaciones complejas para mantener el equilibrio emocional a objeto de regular las propias emociones. La resiliencia es necesaria pues permite superar adversidades manteniendo un bienestar a largo plazo. Esta es condición necesaria de alta importancia para mantener la capacidad de establecer relaciones terapéuticas afectiva con los pacientes. Consiste en la autogestión emocional como modelo ante terceros, además recrea confianza produciendo empatía.
1.3. Dimensión social en la evaluación del estudiante de Psicología
La dimensión social es fundamental para evaluar integralmente al estudiante de Psicología. Entre ella, las habilidades comunicativas, estas son un pilar clave, puesto que enfatiza la importancia de la expresión oral y escrita del futuro profesional, así como también la escucha activa. El desarrollo de habilidades en ámbito de las relaciones interpersonales, es un aspecto esencial en la formación del Psicólogo (Guillen, 2022). La transmisión asertiva de ideas, es función indeclinable y necesaria del futuro profesional para comunicar estas de manera clara y concisa.
La expresión oral y escrita, permiten establecer una comunicación fluida y empática con los estudiantes, futuros pacientes, colegas y demás profesionales del área. La escucha activa, por su parte, fomenta la comprensión profunda de las experiencias y emociones de los demás, siendo fundamental para construir relaciones terapéuticas sólidas (Canales-Laura et al., 2024). La evaluación de estas habilidades permite identificar a aquellos estudiantes que poseen una mayor capacidad para establecer conexiones significativas y transmitir ideas de manera efectiva, lo cual es indispensable para el ejercicio profesional.
Para el estudiante de Psicología, es crucial formar constructos de conocimientos en el campo de las conexiones significativas con las personas, a objeto de entender los protocolos de la Psicología Clínica. Por ello, la comunicación fluida y empática relata la importancia de un entendimiento claro y respetuoso para establecer relaciones terapéuticas. Asimismo, la escucha activa, enfatiza la necesidad de prestar atención plena a lo que otros expresan para comprender sus experiencias. Los docentes en la Universidad deben proponer estrategias didácticas conducentes a la participación de los estudiantes en discusiones, afín de expresar ideas de manera clara y concisa, y para escuchar y responder a las opiniones de los demás cuando se desarrolla trabajo en equipo.
Las relaciones interpersonales, también constituyen una dimensión social a medir en estudiantes. Estas son caracterizadas por la interacción efectiva con compañeros y profesores, destacando que la empatía y la capacidad para resolver conflictos, son un pilar fundamental en la formación de un Psicólogo (Brito et al., 2023). La habilidad para establecer relaciones basadas en la confianza, la comunicación asertiva y la comprensión mutua es esencial para el ejercicio profesional. La empatía, como capacidad para ponerse en el lugar del otro y comprender sus emociones, es una herramienta indispensable en la terapia. Asimismo, la resolución de conflictos de manera constructiva, permite gestionar las diferencias de opinión y fomentar un ambiente de colaboración en el entorno académico y profesional.
1.4. Dimensión práctica en la evaluación del estudiante de Psicología
La dimensión práctica, vinculada a la aplicación concreta de los conocimientos teóricos adquiridos, es fundamental en la formación en Psicología del estudiante. La resolución de casos clínicos reales o simulados permite a los estudiantes poner en práctica las herramientas y técnicas aprendidas en el aula, desarrollando habilidades de diagnóstico, intervención y evaluación (Vásquez y García, 2023). El diseño de intervenciones psicológicas, ya sea a nivel individual, grupal o comunitario, fomenta la creatividad y la capacidad para adaptar las teorías a contextos específicos. La valoración de los tratamientos, a través de la medición de los resultados y la evaluación de la efectividad de las intervenciones, completa el ciclo de la práctica clínica y permite ajustar las estrategias terapéuticas según sea necesario (Ybarra et al., 2015).
La valoración de la dimensión practica del estudiante de Psicología es obtenida en las prácticas profesionales, donde se evalúa lo aprendido en el aula de clase. En este segmento se destacan subdimensiones medibles a través de indicadores como: Habilidades clínicas, diseño de intervenciones y valoración de tratamientos. La dimensión práctica es esencial para formar profesionales de la Psicología capaces de brindar una atención de calidad y basada en evidencia. Durante sus prácticas profesionales los estudiantes en formación deben ser evaluados siguiendo los siguientes indicadores: Participación en prácticas clínicas, elaboración de informes psicológicos, diseño de proyectos de intervención y análisis de datos y evaluación de resultados.
Las habilidades clínicas, como la entrevista clínica, la observación conductual y la administración de pruebas psicológicas, son competencias esenciales para el ejercicio profesional del Psicólogo (López et al., 2020), por tanto, el estudiante debe construir epistemes al respecto. La entrevista clínica permite establecer una relación terapéutica, recopilar información relevante y formular hipótesis diagnósticas (Lifshitz-Guinzberg, 2012). La observación conductual, por su parte facilita la identificación de patrones de comportamiento y la evaluación de la gravedad de los síntomas. También, la administración de pruebas psicológicas proporciona una medición objetiva de las características psicológicas del individuo.
Mediante los procesos de simulación durante la formación de entrevistas clínica, se pueden observar conductas para interpretar patrones de comportamiento y realizar evaluación objetiva a través de pruebas psicológicas, constituyendo estas un abordaje efectivo que resulta en la calidad de la intervención terapéutica. Sea en sesiones académicas simuladas o en la práctica profesional, estas subdimensiones se verifican midiendo la efectividad en entrevistas simuladas o no; observación de sesiones terapéuticas; administración y calificación de pruebas psicológicas; y, elaboración de informes psicológicos.
La procrastinación como actitud objeto de esta investigación, según las teorías psicológicas actuales, es entendida como la tendencia a postergar actividades o tareas importantes, a pesar de ser conscientes de las consecuencias negativas de este aplazamiento. Según Ferrari (2011): “Es un comportamiento autodestructivo que involucra la demora voluntaria de una acción a pesar de las consecuencias negativas anticipadas» (p. 1). Se ubica principalmente en la dimensión cognitiva; sin embargo, también presenta fuertes vínculos con las dimensiones afectiva y social.
2. Factores determinantes del comportamiento académico de estudiantes de Psicología
El comportamiento académico de los estudiantes de Psicología es multifactorial y está influenciado por una variedad de elementos. Comprender estos factores es fundamental para diseñar estrategias pedagógicas efectivas y brindar el apoyo necesario a los estudiantes para que alcancen su máximo potencial. El rendimiento académico de los estudiantes universitarios, especialmente en una carrera tan demandante como Psicología, es influenciado por factores personales e institucionales (Franco y Polanco, 2023). Por lo general, el rendimiento estudiantil se evalúa con escala numérica calificativa basado en la propuesta de modelo del currículo.
De acuerdo con Zapata-Lamana et al. (2021), los factores que influyen de forma significativa en el rendimiento académico son: “La inteligencia emocional, aptitudes, autoconcepto, motivación, factores psicosociales, como nivel socioeconómico y cultural de la familia, aspectos familiares, clima escolar y otros que inciden en el rendimiento escolar” (p. 556). Existen muchos estudios en la literatura sobre los factores que impactan el comportamiento estudiantil, para el caso de la formación de estudiantes de Psicología se abordaran los factores personales e institucionales.
Los factores personales, en particular, desempeñan un papel fundamental al moldear las emociones, actitudes, habilidades y motivaciones que los estudiantes traen consigo en su proceso de aprendizaje (Cabeza, 2021). Muchos formados en Psicología y otras ciencias se destacan por un comportamiento personal caracterizado por el alto compromiso por la Psicología como ciencia a desarrollar, trayendo consigo un alto desempeño en las asignaturas de complejidad teórica; sin embargo, algunos presentan dificultades en asignaturas que requieren habilidades prácticas, como la estadística o la investigación (Ramos, 2019). También existen estudiantes que presentan interés por la investigación o por la participación en proyectos.
En general, la carrera de Psicología suele tener una carga de trabajo intensa, lo que puede generar estrés y dificultades para conciliar el estudio con otras actividades (Suarez, 2023). Algunos estudiantes presentan dificultades para conectar los conceptos teóricos con situaciones reales en los campos de la Psicología Clínica e Industrial, por tanto, requieren del desarrollo de estrategias para el manejo propio de sus emociones, habilidades prácticas, la entrevista clínica y la administración de pruebas psicológicas, para generar oportunidades de transformación interna.
Entre los factores personales clave están la motivación, vinculada al deseo de aprender como elemento intrínseco, también están las estrategias de estudio lo cual implica gestión del tiempo en la preparación previa para evaluativos. Asimismo, la personalidad del estudiante en formación, recrea la conciencia y apertura a nuevas experiencias de reconocimiento (Contreras et al., 2008). La inteligencia emocional del propio estudiante también es considerado factor clave, pues de acuerdo con Ore et al. (2024), reconocer, comprender y gestionar las propias emociones, permite desarrollar relaciones interpersonales más sólidas y empatizar con docentes y estudiantes de los cursos.
Entre otros aspectos, se destaca que los factores institucionales juegan un papel crucial en el rendimiento académico de los estudiantes universitarios, incluyendo a aquellos que estudian Psicología. A diferencia de los factores personales, que son inherentes a cada individuo, los factores institucionales son aquellos que están relacionados con la estructura, políticas y recursos de la institución educativa (Díaz, 2008). Entre los factores institucionales a discutir en la investigación, están: Calidad de la docencia, recursos académicos, clima institucional, estructura curricular, entre otros.
La calidad de la docencia, otorgada mediante la experiencia en investigación, práctica clínica, la formación y desarrollo personal, puede ofrecer una perspectiva más rica y actualizada para motivar al estudiante. En el mismo orden de ideas, otro factor clave institucional son los métodos de enseñanza, la utilización de diversas metodologías, como el aprendizaje basado en problemas, la discusión en grupo y el uso de tecnología, puede fomentar un aprendizaje más activo y significativo (Castillo-Montes y Ramírez-Santana, 2020).
Las estrategias de evaluación constituyen también factores clave, pues la forma en la que se evalúa a los estudiantes puede influir en su rendimiento académico, puesto que, genera motivación cuando los evaluativos son formativos (Garzón et al. 2010). Para ello, las instituciones universitarias formadoras de profesionales en Psicología, deben contar con recursos como bibliotecas y bases de datos para la investigación y la elaboración de trabajos académicos, así como también laboratorios de Psicología que permitan a los estudiantes realizar experimentos y desarrollar habilidades prácticas, además de contar con herramientas tecnológicas, como software estadístico y bases de datos psicológicos, facilitando así el análisis de la información para la realización de proyectos de investigación.
Las universidades deben contar con el beneficio del clima institucional óptimo, para el apoyo académico, en actividades tales como: Servicios de tutorías, talleres de estudio y centros de escritura, estos pueden proporcionar a los estudiantes el apoyo necesario para superar los desafíos académicos (Ruffinatto et al., 2022). El clima institucional favorece el ambiente de aprendizaje colaborativo y respetuoso, fomenta la participación activa y el intercambio de ideas. Por último, una institución con una diversidad de estudiantes y profesores enriquece la experiencia educativa y promueve la comprensión de diferentes perspectivas culturales.
Finalmente, quizás uno de los factores de mayor jerarquía es la estructura curricular de la carrera y la institución que en conjunto debe ser soportada por la coherencia curricular, puesto que, un plan de estudios bien estructurado y coherente facilita la adquisición de conocimientos, habilidades y actitudes para el ejercicio de la profesión (Amashta, 2018). El currículo debe ser flexible, pues la posibilidad de elegir opciones de asignaturas y epistemes de constructos específicos permite a los estudiantes personalizar su formación y explorar áreas de interés específico.
3. Algunas dimensiones evaluadas a estudiantes de Psicología en la Universidad de La Guajira
En el marco de intención de este artículo, se realizó una investigación, cuyo objetivo estuvo centrado en determinar la relación entre las dimensiones de la inteligencia emocional y el comportamiento de procrastinación y su impacto en el desempeño académico de estudiantes de cuarto semestre de Psicología en la Universidad de La Guajira, Colombia. En este orden de ideas, la procrastinación entendida de acuerdo con los postulados de Angarita (2012), como una dilación o aplazamiento voluntario ante los compromisos personales pendientes, a pesar de ser consciente de las consecuencias de hacerlo, fue estudiada.
En este sentido, la falta de habilidades emocionales y la tendencia a posponer las cosas pueden afectar negativamente el rendimiento académico de los estudiantes, a su vez puede estar relacionado con la carencia de inteligencia emocional, lo que se manifiesta en dificultad para identificar y gestionar eficazmente sus propias emociones, así como para comprender las emociones de los demás (Fernández-Berrocal, 2023). Esta tendencia del estudiante a posponer repetida y habitualmente la realización de una tarea, representa un comportamiento que impacta hasta la salud mental.
En la investigación se analizaron las subdimensiones de la inteligencia emocional que influyen en el rendimiento académico de los estudiantes, como: Reconocimiento de emociones, comprensión emocional, expresión emocional, regulación emocional, empatía y autoconciencia. Mientras que en los comportamientos de estudiantes que inducen a la procrastinación se enfrentaron las subdimensiones, dilación en la realización de tareas, preparación para el aprendizaje, búsqueda de ayuda y apoyo, así como hábitos de estudio y disciplina.
Para ello, se describieron las relaciones entre estas variables que intervienen a través de un diseño mixto utilizando una metodología, cuantitativa de tipo descriptivo de enfoque correlacional, no experimental, transeccional, transversal y de campo. La información se recolectó de manera sincrónica, sin manipular la variable independiente. La muestra estuvo conformada por 30 estudiantes de la Universidad, sede principal en Riohacha, seleccionados por muestreo intencional. Para medir la inteligencia emocional, se utilizó el cuestionario de la Sociedad Internacional Misionera (SIM). Asimismo, se evaluó la procrastinación académica en los estudiantes de Psicología mediante una escala adaptada por Álvarez (2010), basada en la escala de Busko (1998).
Entre las subdimensiones de la inteligencia emocional se tiene que el reconocimiento de emociones, representa la capacidad de identificar y comprender las emociones propias y ajenas, es interpretar señales emocionales como las expresiones faciales, el tono de voz y el lenguaje corporal, para poder interpretar su significado emocional (Rulicki y Cherny, 2012). Mientras que la comprensión emocional, de acuerdo con Valenzuela-Santoyo y Portillo-Peñuelas (2018), expresa la capacidad de comprender cómo se relacionan las emociones entre sí y cómo esas emociones influyen en el propio comportamiento y en el comportamiento de los demás.
La expresión emocional, es conceptualizada como la capacidad de comunicar y expresar emociones de forma adecuada y eficaz. Esto incluye la capacidad de expresar emociones de forma clara y respetuosa, tanto de forma verbal como no verbal (Rodríguez et al., 2017). Asimismo, la regulación emocional refiere a la capacidad de gestionar y controlar las emociones de forma saludable y adaptativa. Esto implica reconocer las emociones, regular su intensidad y utilizar estrategias adecuadas para afrontarlas de forma constructiva (Perera, 2017).
En el mismo orden, la empatía como subdimensión de la inteligencia emocional, propone conectar con las emociones de los demás, entender al otro sin preguntar, como beneficio de respeto (Dueñas, 2002). Mientras que la autoconciencia, es la habilidad de identificar y comprender plenamente tus propias emociones, pensamientos, virtudes y áreas de mejora. Esto engloba una comprensión profunda de los estados emocionales, las creencias personales y cómo estos elementos influyen en la conducta-meta (Perera, 2017).
Entre las dimensiones del comportamiento de procrastinación analizadas, que involucran la confrontación entre variables están: Dilación en la realización de tareas, que de acuerdo con Vargas (2017), representa un comportamiento complejo que implica el retraso habitual y la postergación de la ejecución de actividades o responsabilidades programadas o planificadas. Mientras que la preparación para el aprendizaje, se relaciona con la habilidad de una persona para estar completamente lista y dispuesta a aprender de manera eficaz en todo momento (Puya et al., 2022), siendo la antípoda al concepto de procrastinar.
Una dimensión evaluada en los estudiantes de Psicología de la Universidad de La Guajira en Colombia fue, búsqueda de ayuda y apoyo. Esta representa una acción urgente, en el contexto de dilatar o posponer las tareas, frecuentemente se extrema hasta último momento la solicitud de apoyo. Por lo tanto, requiere de disposición para buscar estrategias, consejos o asesoramiento para vencer la tendencia a postergar las responsabilidades académicas u otras tareas. Finalmente, se estudiaron los hábitos de estudio y disciplina, referidos a las rutinas y prácticas que una persona establece y mantiene de manera regular con el propósito de mejorar su proceso de aprendizaje y lograr un rendimiento académico eficaz (Carbajal y Méndez, 2023).
El análisis de los datos obtenidos en la muestra de estudiantes de Psicología de la Universidad de La Guajira mostró una correlación negativa robusta (r = -0.802, p < 0.001) entre las dimensiones de inteligencia emocional y procrastinación. Estos resultados indican que los estudiantes con mayores niveles de inteligencia emocional tienden a exhibir comportamientos académicos más proactivos y eficientes, caracterizados por una menor tendencia a posponer tareas. La relación inversa encontrada sugiere que el desarrollo de habilidades socioemocionales podría ser una estrategia efectiva para mitigar los efectos negativos de la procrastinación en el rendimiento académico.
De igual manera, el análisis de los datos permitió caracterizar el nivel de desarrollo de las distintas dimensiones de la inteligencia emocional en la población estudiantil. Los resultados sugieren que, aunque existe un nivel general de competencia en la gestión de las emociones, es necesario prestar especial atención al fortalecimiento de habilidades como la empatía y la autoconciencia. Estos hallazgos tienen implicaciones importantes para el diseño de programas de intervención socioemocional que promuevan el desarrollo integral de los estudiantes.
Los hallazgos de este estudio convergen con investigaciones previas que han demostrado la relación entre la inteligencia emocional y variables como el rendimiento académico y el bienestar psicológico. En este sentido, los resultados obtenidos refuerzan la necesidad de integrar la educación emocional en los currículos universitarios, con el objetivo de formar profesionales competentes no solo en el ámbito cognitivo, sino también en el socioemocional. La personalización de las intervenciones, basada en un diagnóstico preciso de las fortalezas y debilidades de cada estudiante, se presenta como un factor clave para maximizar el impacto de estos programas.
Los resultados de esta investigación, centrada en evaluar la relación entre la procrastinación y el rendimiento académico de los estudiantes de cuarto semestre de Psicología en la Universidad de La Guajira, sede Riohacha, Colombia, ofrecen información valiosa para el diseño de intervenciones dirigidas a mejorar las habilidades de gestión del tiempo y planificación académica en este grupo poblacional. Los hallazgos obtenidos pueden servir como base para el desarrollo de programas de acompañamiento académico que promuevan hábitos de estudio más efectivos y reduzcan los efectos negativos de la procrastinación en el desempeño estudiantil.
Las conclusiones del estudio abren nuevas líneas de investigación y ofrecen sólidas bases para el diseño de intervenciones educativas más efectivas. Además, sugieren que el fortalecimiento de la inteligencia emocional podría ser un factor clave para mejorar el rendimiento académico y el bienestar de los estudiantes. Sin embargo, se requieren investigaciones adicionales para explorar en mayor profundidad los mecanismos subyacentes a esta relación y para evaluar la efectividad a largo plazo de diferentes tipos de intervenciones socioemocionales.
Conclusiones
La evaluación integral del estudiante de Psicología, al considerar dimensiones cognitivas, afectivas, sociales y prácticas, proporciona una visión holística y precisa de su desarrollo académico y profesional. Esta aproximación supera las limitaciones de evaluaciones tradicionales centradas únicamente en el rendimiento académico, permitiendo identificar fortalezas, debilidades y áreas de mejora de manera más precisa.
Al integrar diversas herramientas y enfoques, la evaluación integral fomenta una cultura de aprendizaje continuo y promueve el desarrollo de competencias esenciales para el ejercicio de la Psicología, como el pensamiento crítico, la resolución de problemas, la comunicación efectiva, la empatía y las habilidades clínicas. El resultado de este estudio evoca la importancia de adoptar una perspectiva integral en la evaluación, puesto que esto permite diseñar intervenciones educativas más personalizadas y efectivas que contribuyan a formar profesionales de Psicología altamente capacitados y preparados para enfrentar los desafíos de la práctica clínica.
El rendimiento académico de los estudiantes de Psicología es un fenómeno multifactorial influenciado por factores tanto personales como institucionales. Factores personales como la motivación, las estrategias de estudio y la inteligencia emocional juegan un papel crucial; al igual que factores institucionales como la calidad de la docencia, los recursos académicos y el clima institucional. Comprender esta compleja interacción permite diseñar intervenciones pedagógicas más efectivas para mejorar el rendimiento académico y promover el desarrollo integral de los estudiantes de Psicología.
La investigación realizada con estudiantes de Psicología de la Universidad de la Guajira en Colombia, evidenció una relación significativa e inversa entre la inteligencia emocional y la procrastinación académica en estudiantes de Psicología. Los resultados sugieren que el desarrollo de habilidades socioemocionales, como la autoconciencia, la regulación emocional y la empatía, pueden reducir significativamente la tendencia a postergar tareas y mejorar el rendimiento académico. Estos hallazgos resaltan la importancia de integrar la educación emocional en los programas de Psicología para formar profesionales más competentes y resilientes. Además, se abren nuevas vías de investigación para explorar en profundidad los mecanismos subyacentes a esta relación y diseñar intervenciones más efectivas para abordar la procrastinación académica.
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